Vivimos en un mundo en el que la enfermedad se encuentra estrechamente vinculada al curso de la humanidad, como fiel compañera que en algún momento se hará manifiesta y nos hará conscientes de nuestra fragilidad y vulnerabilidad. La medicina ha hecho esfuerzos magníficos y muy importantes en materia de identificarla, tratarla, o en muchos casos sobrellevarla, y en la comprensión de este fenómeno que generalmente se aborda muy desde la perspectiva de lo orgánico, del cuerpo disfuncional, generalmente pasamos por alto un punto que resume muy bien el punto que quiero tratar: ¿Cual es tu modo de enfermar? ¿Vives una gripa de la misma manera en que yo vivo una gripa? ¿que significa para ti, o para mi, o para el otro alejarme en algún punto de la salud?
Creo que todos sabemos como es una gripa, pero casi nunca nos detenemos a reflexionar sobre cómo es nuestra gripa? O nuestro dolor de cabeza? O cualquier síntoma, desde lo más simple hasta lo más complejo, como opera en nosotros?
Cuando estas preguntas llegan, empezamos a sospechar que no se trata solo de un “mal funcionar” de la máquina, y que cada enfermedad tiene un origen y un significado más profundo. Y si dijera que las enfermedades (¿o modos de enfermar?) guardan en si, una emoción que no fue adecuadamente canalizada y manifestada, y que el cuerpo, finalmente se ve en la necesidad de modificarse para intentar recuperar el equilibrio?
Suena descabellado, con seguridad se te estarán pasando en la cabeza un par de ejemplos en los que, por lo menos, la afirmación anterior suena improbable. Sin embargo te invito a reflexionar un poco sobre tu desarrollo individual y lo que te hace a ti ser único, a pesar que compartes todos los rasgos generales que biológicamente nos relacionan como una sola especie. Por que ese virus que circulaba en ese medio de transporte que utilizas con frecuencia, no es capaz de atacar a todos por igual? Será solo una diferencia en el “estado de las defensas” Será que un individuo con “buenas defensas” es aquel que solamente tiene un sistema inmunológico diverso y fortalecido? Será ese sistema inmune causa del bienestar, o consecuencia del “bien estar”?
Hoy en día se está hablando de la psiconeuroendocrinoinmunología, y como no quiero confundirte, hablo en un lenguaje más sencillo. Se trata del individuo como un todo y no como una suma de sistemas especializados independientes, un conjunto estrechamente relacionado por sistemas integradores cuyo equilibrio depende de las adecuadas relaciones entre sus componentes, y con una importancia capital en el estado emocional. En otras palabras, no hay individuo sano sin su aspecto emocional equilibrado, y no hay individuo enfermo con un aspecto emocional sin nada que manejar.
Te resuena?.
Deja tu comentario